Lo bueno de hacerse una escapada a La Casa Rural El Castellot es tener la excusa perfecta para hacer lo que queráis, incluso si lo que verdaderamente os apetece es no hacer nada. Sus anchos muros de piedra y sus techos de madera acogerán vuestro descanso y sus dueños os prepararán un delicioso menú al más puro estilo mediterráneo. Será una experiencia rural, rural.